26.6.06

Asesinato en la Cuatro

Hace unos días, la Casa de América suspendía una obra de teatro porque el protagonista cocinaba y se comía un bogavante sobre el escenario. Hoy jueves, en el programa “Duelo de Chefs” (Cuatro), los concursantes debían preparar un plato con tres ingredientes obligatorios: bogavante, acelgas y piñones. Mientras acuchillaba su bogavante, el concursante Carlos mantenía con la presentadora la siguiente conversación:

- Concursante: ¡Mira cómo se retuerce Iria, mira cómo se retuerce!
- Presentadora: ¡Madre mía! Fíjate. Cuidado con el cuchillo, es lo único que te pido, por favor, Carlos...
- Concursante: No, si éste ya se ha retorcido todo.
- Presentadora: Yo no sé cómo lo está matando pero, le está haciendo ahí de todo, pero bueno…
- Concursante: Éste ya se ha retorcido lo que se tenía que retorcer…
- Presentadora: Luego..., luego les voy a decir cómo tienen que matarlo en casa, porque un bogavante, por ejemplo a la americana, se debe matar siempre vivo, porque si está muerto la carne está mucho más blanda, no tiene el punto y todas esas cosas.

***
Lección de cocina para hoy: el bogavante "se debe matar siempre vivo".

18.3.06

Límites de la ficción

El columnista de la revista Time, Joe Klein, acaba de denunciar públicamente lo que cualquier espectador avezado descubre a las primeras de cambio en la serie 24; que es una sutil legitimación de la tortura y la guerra sucia contra el terrorismo. Basta contemplar durante unos minutos las evoluciones del agente Bauer (Kiefer Sutherland) para comprobar – en palabras de Klein – que “se dedica de forma rutinaria y con demasiado entusiasmo a torturar”. Tan cierto como que los agentes de la UAT (Unidad Antiterrorista) tan pronto encierran al detenido, como le golpean o le amenazan con hacerle tragar una toalla enrollada hasta que sus jugos gástricos la empiecen a digerir.

Dice Klein que esta característica es lo que le diferencia a Bauer “de otros héroes anteriores a los ataques del 11-S”. De hecho hay quien ve en esta serie una especie de catarsis colectiva tras los terribles atentados, como si la sociedad americana necesitara convencerse de que hay alguien que salva al mundo de la amenaza terrorista cada cinco minutos de reloj.

El mensaje de la serie (‘Somos los buenos y nos saltamos las normas por tu bien’) es algo absolutamente interiorizado en el imaginario estadounidense; ahí está la realidad de Guantánamo, sin ir más lejos, o la reciente solicitud del Gobierno Bush al Congreso para que los servicios secretos puedan torturar sin complicaciones fuera del territorio norteamericano. “Lo que no vemos, no sucede” – debería rezar en el frontispicio del Capitolio. 'Torture usted, pero no me lo cuente'

Para el actor Kiefer Sutherland, estas acusaciones son gratuitas. Cree que hay que separar el mundo real de una simple ficción televisiva: “Yo no tengo ningún problema separándolos – dice - y no creo que nadie lo tenga”. Realidad y ficción. “Mencionar las torturas de la serie en la misma frase que Abu Ghraib – continúa Sutherland – es algo totalmente irresponsable”. Y eso que el propio Sutherland se vio obligado a aparecer en un anuncio de televisión, tras la cuarta temporada, para aclarar que no todos los árabes son terroristas, pese a lo que, viendo la serie, hubiera podido parecer.

Pero si “24” es, como dice Klein, “la clásica fantasía conservadora”, el análisis de otras series de sesgo más demócrata o liberal tampoco consigue tranquilizar. Ahí está, por ejemplo, la celebrada “El ala oeste de la Casa Blanca”, una especie de delirio utópico donde el presidente Bartlet (Martin Sheen), y su equipo de asesores, resuelven los problemas de la Humanidad. Más allá de la calidad de los diálogos o las interpretaciones – hasta el propio Rob Lowe hace un papel decente (¡!)- , la serie alcanza tal nivel de inverosimilitud que llega a desesperar. Ni un ápice de corrupción, malicia o mala baba en la administración; el mundo es maravilloso y nuestros gobernantes son seres bondadosos, llenos de ideas brillantes y buena intención.

El caso de CSI (en especial en la versión de Horatio chuloputas Caine) nos presenta también una curiosa visión del crimen. Al final de cada episodio, el asesino confiesa sus fechorías ante el agente, explica fríamente por qué ha estrangulado a menganito o degollado a fulanito, a menudo porque le molestaba o porque se lo merecía sin más. El malo es aquí un ser de límites perfectamente delimitados, es malo malísimo de nacimiento, tan perverso que no le queda otra salida que confesar, casi con orgullo, que es un animal. Ni rastro del miedo, la desesperación o la miseria que suele haber detrás de cada acto criminal, pues en la mente del guionista hay dos tipos de personas: los buenos vecinos y los que se dedican a matar.

Hace unos días, discutiendo en el trabajo sobre la serie House (una de mis favoritas), llegábamos de nuevo a esa barrera entre la realidad y la ficción: ¿aceptaríamos de buen grado a un médico nos tratara a patadas como hace House con sus pacientes? Probablemente no. Pero en la pantalla nos parece un tipo fenomenal. Hasta extremos tan enfermizos como el de mi amiga P., que le suelta a su novio nada más llegar: “trátame mal, Paco, trátame como House”. Y ahora es el muchacho el que no distingue entre ficción y realidad.

15.3.06

Fueras de serie

(Top 5 de la ficción policial)


CSI (Telecinco): La policía resuelve crímenes a través de pistas materiales

SIN RASTRO (A-3): La policía resuelve desapariciones a través de testimonios e indicios

NUMB3RS (A-3): La policía resuelve casos a través de fórmulas matemáticas

MÉDIUM (Cuatro): La policía resuelve casos a través de intuiciones paranormales

ZAPLAN - B (Canal PP): La policía oculta la verdad mediante el intercambio de mochilas

2.12.05

Mentiras, pedradas y cintas de vídeo


“Que conste que no me gusta el sensacionalismo” – dice la Campos con los ojos clavados en la cámara, y a su espalda pasan una y otra vez las imágenes de un supuesto objeto que ayer chocó contra el helicóptero de Rajoy y Aguirre. ¿Un atentado? No voy a ser yo quien lo diga – insiste la mayor de las Caprabo Girls, y se pasa la mañana poniendo las imágenes. (Por cierto, en la MESA CAMILLA de Mari Tere se sienta Roberto BRASERO, todo un destello metafórico).

Llega el mediodía y es Hilario Pino el que pone las imágenes. ¡Hostia, pues sí que son inquietantes! Al final lo han conseguido: acude a mi mente la imagen de Joan Puig en calzoncillos, lanzando piedras al cielo.

Lo único cierto, a esta hora de la tarde, es que el fotógrafo del ayuntamiento de Móstoles llevaba veinte años con el mismo coche. Hace tres días le dieron el coche nuevo. Y ayer cayó sobre él un helicóptero.

21.11.05

Y el anuncio más lamentable es...

¡¡Terelu y su mamá!!

Campeonas absolutas del cutre-spot por aclamación popular.
Enhorabuena.

Mención honorífica:

- Tidós: el hermano tontaina de Buzz Light Year.
- La Yonki de la lejía Neutrex: atrapada en un continuo espacio-estupidez.

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Diploma especial para VUESTRAS MEJORES APORTACIONES:


1. “Soy tu menstruación”, memorable marranada.





2. Pepe Coronado y su 'cagada' subliminal.






3. La mascota de Génesis (se me eriza la piel de vergüenza). Nota: Téngase en cuenta que la anterior era Snoopy.






4. Isabel y sus recepciones (uno imagina a todos con los dientes negros después de hincarle el diente al ferrero)




5. Los anuncios Pascual en su totalidad (Es una lata engordar, a mí la grasa no me va, etc.)




6. El anormal de los Gublins (estelar)






7. Enrique (en plan Laporta).





8. El calvo del Hipercor - imbécil en las siete gamas del arco iris!



9. Las multiorgásmicas del champú (gritos porno a mediodía)




10. El abuelo de Werther’s orginal (sencillamente repugnante)





11. El niño-globo de volkswagen (¿saben si estalló?)




12. Las tanga girls!! (Por dios bendito, me compré cuatro tangas después de aquello)




13. Ronaldiño anunciando las Danet (por este anuncio ni en su casa le aplauden)

15.11.05

El personaje más penoso de la publicidad

(Votación popular)

Se quedan en nuestro subconsciente como auténticas sanguijuelas. Personajes creados expresamente por las mentes publicitarias para parasitar nuestro pensamiento. Llega el momento de que te mojes. Elige al más lamentable:

(Vota en la encuesta, en el margen derecho del blog o aquí )

1. Los pelochos

(Pequeños y mnemotécnicos engendros)


2. El Tidós

( Entre las 10 mayores paridas de la historia de la Publicidad)


3. El macarra del 11811

(El número te chulea la pasta; a las chicas las chulea él)


4. La tía de la Lejía del futuro

(Terminator vino del futuro para salvar a la Humanidad; esta pava para quitar una mancha)


5. El tren Valencia

(O cómo ser un paquete y sacar pasta con ello)


6. Los jodíos chiquiprecios

(En grupo, solos, con banderas y sin banderas)



7. Ella, Raquel

(Mejor que su imitador)


8. El pervertido de los espárragos

(Menudo tío guarro)


9. El chino 'desmejorao'

(El único de toda esta banda que no me cae 'gordo')


10. La familia Caprabo

(Terelu's world)



7.11.05

Ya están aquí


Aparecen con sus ojos fijos en los nuestros, como si quisieran sorbernos la sesera el primer día, sin siquiera presentarse. En el centro, su jefe, bienvenidos a Telegabilondo, nos dice, y ahí le tenemos, en el primer y esperado plano de su informativo. Tras él, una ambientación de discoteca, como si quisieran contrarrestar su sosería los muy canallas. Más que un telediario se diría que van a salir Alaska y Dinarama, pero él no se achanta, no se crean. De pronto da paso a la primera reportera. Minuto y medio de informativo y mis ojos ya hacen chiribitas. La joven periodista Maleni Álvarez ofrece la crónica desde el mismo lugar de la noticia. Por fin algo nuevo en televisión: la ronda de ministros-reporteros.

Un minuto después, tenemos a Gabilondo paseando por París. Por el tratamiento de la pieza comprendemos perfectamente que la noticia no son los disturbios, no señor. La noticia es él, que para algo sabe francés. Gabilondo hablando con un francés, Gabilondo hablando con una francesa, Gabilondo hablando con Ridao… ¡Coño! ¿Ni en París vas a conocer gente nueva, Iñaki?

Un instante para la gloria. Gabilondo relata la marginación de los pobres muchachos parisienses. Ante las cámaras uno de ellos, con la cosa de que la culpa es del Gobierno. “Y ahora todo a explotado” – dice el subtítulo. Pobre, será cosa de Sarkozy que hable con faltas ortográficas.

29.10.05

“Made in China”, ¿primer programa de la Cuatro?


Querida Carmen:

Un mes esperando el debut de los chicos de “Vaya semanita” en TVE, y resulta que con “Made in China” te han montado el primer programa promocional del Canal Cuatro. Como lo oyes. Seguramente tú anoche estarías dormida, o de copas, pero yo te cuento:

Empieza el programa, se lanzan con un par de sketches brillantes y aparece Boris Izaguirre en plató. Entonces, como en un mal sueño, compruebo que el primer tema de conversación es el nuevo programa de Izaguirre en la Cuatro, sí señorita, la del primo Polanco. Que si se va llamar “Channel nº 4”, que si ya tenía ganas, que si prefieres a Sardá o a la Siñoriz… Total, diez minutos de programa dale que te pego con el estreno de la Cuatro. Y los chicos de la ETB, el día de su estreno, hablando de los otros, como tontos.

El programa no está mal, Carmen, no te vayas a enfadar con los chicos. Yo le daría un 10 en los sketches y un 5 pelón en contenidos de plató. Pero vas a tener que dar un toque a alguien, querida, porque los primos ya no se conforman con robarte la publicidad en los morros, es que tienen la cara dura de hacerse promoción en tu propia casa. Demasiada paciencia estás teniendo. Que mucha pluralidad, y mucha gaita, pero aquí ya se está empezando a crispar hasta una servidora.

Tuya siempre,

Pitita L.

PD. Por cierto, no es por malmeter, pero me imagino que sabes que la productora de “Made in China" es Bainet, de Karlos Arguiñano, el chiquito éste que se marchó a Telecinco.

22.10.05

Horatio Caine, el tío más gilipollas de la televisión


Horatio Caine contempla el horizonte con los brazos en jarras y la expresión de quien mira pasar los flamingos. “He cogido al malo”, parece decirse, y agacha la cabeza como si no lo pudiera creer. A veces no sabemos si medita, le remuerde la conciencia o le ha venido un regüeldo de chorizo que no se aguanta ni él.

Horatio Caine es pelirrojo, mide metro ochenta y pico, y se descuelga con frases como “Dime algo que no sepa” o “ponte el traje que vas a bucear”. Su voz, entre Chuck Norris y Del Olmo, es la voz del macarra ideal.

Horatio Caine es un tipo con sentimientos: vive enamorado de la viuda de su hermano, y cuando la ve pasar se le pone una cara de pajillero que no tiene más remedio que volver a colocarse las gafas, del corte que le da.

Al principio de cada episodio, Horatio se enfrenta al delincuente, le mira fijamente y le explica que le va a atrapar.

Al final del episodio, Horatio se enfrenta al delincuente, le mira fijamente y le explica que ya le ha atrapado.

Son las reglas de Horatio. Un tipo sin igual.

9.10.05

Una especia aparte (II)


Otra prueba de que lo que digo sobre los cocineros locos es verdad.

Cadena: Telecinco. Hora: 14'00 h. Karlos Arguiñano interrumpe la sección de repostería de su hermana y saca una vaquita de un estante. La vaca lleva un abrigo y gafas de sol, de pronto se abre la gabardina y exhibe su pollón ante las cámaras. Canturrea una canción de moda.

- Karlos, ¡que hay niños! - exclama la hermana. Pero a Karlos le da igual, sigue bailando, entusiasmado con la vaquita.

Una especia aparte


Para ser un cocinero de éxito, un auténtico chef televisivo y molón, solo hace falta ser un poco mochales, disponer de un amplio repertorio de canturreos y unos cuantos chistes malos para el momento de pelar las patatas. Si además se poseen algunas nociones de cocina, se puede considerar uno entre los grandes.

Es tal el nivel de competición en nuestro país, que se diría que cuanto más tonto es el cocinero, más ricos le salen los platos. “Menuda suerte – escucho comentar en un restaurante – Me han dicho que el cocinero es tonto perdido”.

Es posible que la tontuna proceda de ese afán de matar el tiempo en las horas muertas de la cocina. Si ven este tipo de programas, habrán observado que el realizador corta sistemáticamente esos minutos en que el plato se mete en el horno o se enfría en el congelador. La gente de la profesión sabe que no se cortan porque resulten aburridos, o porque espanten a la audiencia, sino porque son precisamente esos minutos en los que el cocinero dice más sandeces consecutivas, llegando a perder por completo el control. “Corta, Paco, que al Arguiñano le está dando un síncope” – y otra vez a preparar el plató.

Para ser un cocinero de primera es indispensable adquirir alguna muletilla, del tipo “rico, rico”, “mira qué bien” u “ole ole, mañana sin cole”. El caso es rellenar los espacios. Y es ahí donde reside la raíz del problema; se empeñan en rellenar su discurso igual que rellenan los pimientos. “Mira qué bonita la albondiguita” – te sueltan a bocajarro, sin comprender que esa frase, en cualquier otro contexto de la vida, es digna de que te corran a gorrazos.

José Andrés, un caso de libro

Dado que el nivel de tontería va asociado al éxito, no es de extrañar que José Andrés, el cocinero de La Primera, sea dueño de cuatro restaurantes en Washington y tenga previsto abrir otros tantos. Es el único capaz de preparar, delante de las cámaras y ante media España, una señora sopa de ajos con agua mineral, con dos cojones.

El tipo, superexclusivo miembro de la generación bulli-bulli, es capaz igualmente de sacar un termómetro digital última modelo y medir, con tan solo colocarlo por encima de la sartén, la temperatura exacta del aceite. “El aceite tiene que estar a 284 grados” – dice nuestro intrépido chef, y a continuación se pone a freír boquerones.

A media tarde José Andrés se pela una sandía entera y utiliza dos taquitos diminutos para preparar una tapita con semillas de tomate. Te prepara un plato con wasabi fresco que no ha visto ni Yoshio o te aliña una pitahaya, que te tienes que ir a buscar a la selva. Eso si no le da por sacar el nitrógeno líquido y criogenizar unas alcaparras.

No me tachen de macarra, pero no veo yo a mi vieja haciendo un pedido de doce litros de nitrógeno líquido al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, solo para preparar una tortilla de espárragos.

Pero igual soy yo, que no entiendo la cocina de ahora.

9.10.04